En la actualidad son muchas las parejas que permanecen juntas aunque se les haya acabado el amor porque piensan en todos los problemas que un divorcio supondría para la organización logística de su vida. Entre estas preocupaciones, una de las más comunes es lo que sucederá con la vivienda en caso de divorcio. A continuación te contamos qué pasa con la vivienda si te divorcias de tu pareja.
Vivienda de una de las dos personas
A la hora de valorar lo que pasa con la vivienda si hay un divorcio se debe tener en cuenta el caso particular de que se trate. En el caso de que la vivienda haya sido comprada por una de las dos partes antes de contraer matrimonio su propiedad no cambia, aunque haya matrimonio o divorcio. En cuanto al uso de la vivienda la ley sí establece el derecho a poder usarla de la otra persona, siempre en favor de la protección de la familia. Lo primero que se intenta en estos casos es llegar a un acuerdo que se debe aprobar en juicio. En estos casos el uso de la casa se atribuye al cónyuge más desfavorecido y con menor poder adquisitivo, siempre teniendo en cuenta si hay o no hay hijos. Cabe reseñar de nuevo que esto sólo afecta al uso de la vivienda y no a la propiedad. Esto no da derecho a alquilar la vivienda ni a sacar rendimiento de ella sino simplemente a usarla y de forma temporal. porque este derecho puede extinguirse en muchos casos cuando los hijos ya son mayores de edad o cumplen los 25 años, dependiendo de cada sentencia.
Vivienda comprada por el matrimonio
Por otro lado, si la vivienda ha sido comprada después del matrimonio se debe tener en cuenta si la vivienda se ha adquirido como gananciales. El divorcio disuelve los gananciales y por tanto se debe realizar una liquidación y repartir todo el patrimonio ganancial entre las dos personas que forman parte de matrimonio.
La mejor alternativa siempre es llegar a un acuerdo sobre quedarse la vivienda a partes iguales y alquilarla, por ejemplo o que se quede la vivienda una de las dos personas. Ahora bien, siempre se pondrá por delante para que se quede con la vivienda a la persona que vaya a quedarse con los hijos o que tenga la peor situación económica dentro de la pareja.
Es muy importante recordar en estos casos que para estos regímenes la ley suele establecer que se reparten los beneficios, pero también las deudas que como sociedad ganancial se puedan tener en un matrimonio. A fin de evitar cualquier tipo de problema en un divorcio lo mejor es pactar estas cosas dentro de unos límites legales.
Si se ha elegido separación de bienes con el matrimonio la ley dice que las dos personas de la pareja tendrán sus bienes privativos, que será sólo del propietario u propietaria. Esto quiere decir que si una de las dos personas del matrimonio tenía una casa después de la ruptura la casa seguirá siendo suya. Si la compraron los dos por igual, la casa seguirá correspondiendo a los dos y se tendrá que llegar de todas formas a un acuerdo, como vemos en https://www.pisoalcontado.com/, dónde nos explican que cada una de las partes responderá con su patrimonio del tanto por ciento invertido para comprar la vivienda.
Una hipoteca compartida
En el caso de que se trate de una hipoteca compartida cada una de las partes deberá continuar pagando su parte de la hipoteca, inclusive aunque una de las dos personas no esté usando la casa. Es un gasto obligatorio como por ejemplo una pensión de alimentos. Aunque muchas personas defienden que la hipoteca debería pagarla siempre la persona que permanece en el hogar y hace uso de éste, esto no sucede realmente en la realidad y por tanto la hipoteca la deben pagar los dos copropietarios. En algunos casos los jueces tendrán en cuenta la situación económica de cada una de las dos personas permitiéndoles pagar en función a sus ingresos y posibilidades reales.
Vivienda de los padres
Otro de los casos que suceden mucho en la actualidad es que la vivienda es de los padres de la pareja, que ceden el inmueble en propiedad a sus hijos. En estos casos todos son ventajas a la hora de mudarse porque supone un gran ahorro, estas personas e evitan pagar un alquiler, etc. Pero cuando llega el divorcio, llegan los problemas. En estos casos el uso de la vivienda se cederá a la persona más desfavorecida o a la que se quede con los hijos, inclusive aunque se trata de los yernos o nueras de los propietarios. En estos casos siempre será un derecho temporal, pero algunas personas suelen inscribirse en el derecho de la propiedad (aunque siga siendo un derecho temporal), para que si el propietario quiere vender la vivienda una tercera persona no pueda desahuciar a la persona que la está utilizando.