Sauna de infrarrojos: guía práctica

La sauna de infrarrojos es, a priori, muy similar a las saunas tradicionales que encontramos en piscinas, centros deportivos, spas… Sin embargo, estamos ante un sistema totalmente revolucionario que suma, por su funcionamiento y beneficios, cada día más adeptos.

Así, tenemos la combinación perfecta entre la estructura de sauna de toda la vida junto a un innovador sistema que te ayudará, entre otras cosas, a calmar dolores y eliminar toxinas de tu cuerpo, sin tener que someterte a las altísimas temperaturas de una sauna convencional.

Te contamos todo lo que necesitas saber sobre la sauna de infrarrojos.

¿Qué es una sauna de infrarrojos?

Como hemos adelantado al comienzo, la sauna de infrarrojos presenta la estructura típica de una sauna: estamos ante una cabina cerrada herméticamente, construida – por lo general – en madera y dotada de uno o varios asientos para la comodidad del usuario.

Las saunas de infrarrojos transforman la energía de la luz en energía calorífica. Así, a diferencia de las saunas tradicionales en las que se calienta el aire, en las de infrarrojos es el cuerpo el que se calienta directamente al recibir radiación electromagnética sobre la piel. Quizá puedan causarnos cierto rechazo estos términos, pero, lo cierto es que, la exposición a los rayos infrarrojos de la sauna aumenta la hormona IGF-1, una hormona del crecimiento, vital en los procesos de recuperación.

Este calor penetra a un nivel más profundo que el calor ambiente – ciertos estudios estiman que puede llegar a los 4 centímetros – por lo que no es necesario alcanzar las altísimas temperaturas a las que se llega en una sauna convencional, evitándonos la molestia sensación en los pulmones al inspirar el aire en las saunas secas.

De hecho, la temperatura oscila entre los 40-60ºC que, si bien a priori puede parecernos un calor excesivo, es muy inferior a los 80-100ºC a los que nos exponemos en una cabina de sauna tradicional. Este novedoso sistema permite transpirar siete veces más de lo normal al absorber un 80% del calor de la cabina, dejando un 20% restante circulando en el ambiente.

¿Para qué sirve una sauna de infrarrojos?

El objetivo principal de la sauna de infrarrojos es el de paliar los efectos derivados de enfermedades de las articulaciones óseas, reduciendo el dolor localizado en las mismas. Otros de sus objetivos son, por ejemplo, eliminar toxinas y generar una relajación total del usuario. Así, encontramos la combinación perfecta entre el efecto relajante y tonificante de la sauna con un efecto terapéutico y de alivio del dolor.

Varios estudios han demostrado que el uso de las saunas infrarrojas puede tener efectos muy beneficiosos para la salud, especialmente en aquellas personas que sufran de problemas crónicos. En este sentido, la sauna infrarroja se ha recomendado para tratar la presión arterial alta, la insuficiencia cardíaca congestiva, la diabetes de tipo 2, la demencia o incluso el Alzheimer. Además, ayuda a paliar los dolores de cabeza, los causados por la artritis reumatoide.

Algunas investigaciones realizadas en los últimos años afirman que, aquellas personas que tenían sesiones regulares en estas saunas, tenían menos probabilidades de sufrir una muerte prematura frente a aquellos que no acuden nunca.

Para evitar la pérdida de músculo tras una época de actividad, el uso regular de la sauna de infrarrojos, a unas temperaturas superiores a los 41º, minimizan el riesgo de dicha pérdida. Para aquellos amantes del deporte, la sauna infrarroja reduce los niveles de estrés que puedan acumularse durante exigentes sesiones de ejercicio. Además, mejora el rendimiento físico y deja el cuerpo en óptimas condiciones para rendir en los entrenamientos y/o competiciones.

A estas alturas quizás te estés preguntado si cabe la posibilidad de disfrutar de una sauna de infrarrojos en casa. La respuesta es sí. Te recomendamos echar un vistazo al catálogo de PiscinasAthena donde encontrarás una gran variedad de saunas de infrarrojos al mejor precio y con las mejores calidades.

Contraindicaciones de las saunas de infrarrojos

Una vez mencionados los múltiples beneficios de la sauna de infrarrojos, pasamos a mencionar las posibles contraindicaciones o riesgos que puede desencadenar su uso. Tal y como ocurre en otras instalaciones, no todos ni durante el mismo periodo de tiempo, podemos hacer uso y disfrute de la sauna de rayos infrarrojos.

En primer lugar y, tal y como ocurre en las saunas convencionales, su uso está contraindicado para mujeres embarazadas. También se desaconseja totalmente su uso para aquellas personas que sufran enfermedades cardiovasculares graves o hipotensión, una inflamación severa, el período menstrual (o hacer uso de la sauna durante intervalos cortos) o tras haber sufrido una hemorragia reciente.

También el usuario ha de tener en cuenta de que debe evitar la sauna de infrarrojos si está en proceso farmacológico. Previo al uso de la instalación, habrá de consultar las posibles incompatibilidades.

Para finalizar, en caso de presentar alguna herida abierta, se desaconseja el uso de la sauna hasta que no se haya cerrado por completo.

¿Sauna de infrarrojos o finlandesa?

Antes de decantarnos por una u otra, pasaremos a explicar qué es la sauna finlandesa. Esta última se constituye como una cabina hermética de madera que ofrece un baño de calor seco, el cual tiene múltiples propiedades terapéuticas de relajación y bienestar físico y mental.

En la sauna finlandesa nos encontramos a temperaturas muy elevadas, que oscilan entre los 80º y 120ºC, combinadas con niveles de humedad muy bajos, entorno al 5% y 15%. El calor se consigue mediante un sistema de leña o estufa eléctrica que calienta piedras, las cuales emanan calor tras alcanzar altas temperaturas.

Ambos tipos de sauna resultan muy beneficiosos para nuestra salud si hacemos de ella un uso adecuado y responsable, atendiendo siempre a nuestras posibles limitaciones. Sin embargo, presentan diferencias en cuanto a su uso y sistema que nos ayudarán a decantarnos por una u otra.

Las saunas de infrarrojos son las más prácticas a la hora de adaptarse al uso doméstico. Frente a lo que se pueda pensar, el consumo energético de la sauna de infrarrojos es muy bajo, el equivalente al de un microondas.

El tiempo que ha de transcurrir para que la sauna se caliente es, en la sauna finlandesa, tres veces superior al que necesita la sauna de infrarrojos. En cuanto a su instalación, basta con disponer de una toma de 220v, esto es, la corriente estándar, para poder hacer uso de la sauna de infrarrojos. Además, el montaje de una sauna de infrarrojos es más sencillo que el de una sauna tradicional.

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