Tratamientos de rejuvenecimiento facial

Los tiempos han cambiado mucho y con ello han aparecido grandes avances tecnológicos. Los tratamientos faciales sin cirugía son hoy en día una realidad posible a la que muchas personas tienen acceso y que, además, no resultan excesivamente costosos —en comparación con las operaciones—.

Este tipo de tratamientos de rejuvenecimiento facial se basan en la aplicación láser, así como la inyección de algunos componentes específicos para eliminar los signos de la edad, entre otras. Con ello se puede abordar diferentes problemas estéticos como la pérdida de vitalidad en la piel, la flacidez facial, la aparición de las temibles arrugas de expresión y surcos, la pérdida de volumen en los pómulos, la papada, el descolgamiento facial, las bolsas en los ojos y los párpados caídos. En definitiva, cualquier signo que modifica el aspecto de nuestra cara a causa del paso de los años.

Las técnicas y los tratamientos son muchas y muy variadas. A continuación, analizamos cuáles son los principales tratamientos para el rejuvenecimiento de la piel.

Ácido Hialurónico

El ácido hialurónico se emplea para revitalizar e hidratar la piel. Además, sirve también para rellenar los surcos, así como las estáticas. Este componente puede ser empleado, también, para corregir algunos defectos, así como para crear volumen en diferentes zonas, como los labios y los pómulos.

Toxina Botulínica tipo A

Este innovador tratamiento está centrado, sobre todo, en la eliminación de las arrugas de expresión. El mismo puede ser empleado para eliminar las arrugas de la frente, así como las arrugas del entrecejo, las patas de gallo y la caída de la cola de ceja —la cual aparece, debido a la mayor laxitud de la piel y la reabsorción ósea—. Esta molécula actúa bloqueando a los neurotransmisores de la zona que se encargan de llevar el impulso nervioso hasta el músculo. Lo que se consigue con ello es inhibir el exceso de contracciones de los músculos faciales, que son los responsables —en muchas ocasiones— de las arrugas secundarias de la expresión facial.

Este tratamiento natural se ha convertido en uno de los más populares a nivel mundial debido a su sencilla aplicación y a que no causa ningún daño en el sistema nervioso. Una de las clínicas expertas en este tipo de tratamientos es: IML.es.

Hilos tensores o hilos faciales

Este tipo de tratamiento de rejuvenecimiento facial es similar a un lifting, pero sin necesidad de pasar por un quirófano. Esta técnica emplea diferentes hilos tensores en la parte de la hipodermis superficial mediante anestesia local. Las estructuras tensoras se colocan en las zonas ocultas del cuero cabelludo. Estos sirven para elevar mejillas, cejas, rejuvenecer el óvalo facial, etc.

Láser de CO2 fraccionado

Este tratamiento se utiliza para mejorar la calidad de la piel y actuar ante los signos del envejecimiento y, sobre todo, las arrugas. Este láser combina el CO2 con calor, con ello, lo que se consigue es actuar sobre las manchas de la piel y las imperfecciones, los poros abiertos, las arrugas e, incluso, para tensar la piel… entre muchas otras aplicaciones. También para eliminar las verrugas y fibromas.

Nanofat

Esta técnica es muy innovadora y su tratamiento es muy natural. Lo que se consigue con esta técnica es aprovechar la grasa del paciente con el fin de obtener factores de crecimiento para regenerar la piel. La grasa en este caso actúa como un activo regenerador de la piel.

Mesoterapia facial

La mesoterapia facial es una técnica de rejuvenecimiento facial que consiste en la inyección de componentes revitalizadores y rejuvenecedores de la piel los cuales ayudan a combatir y a prevenir el estrés oxidativo que deviene en envejecimiento facial.

Peeling químico

Esta técnica consiste en la aplicación de sustancias exfoliantes sobre la superficie de la piel. Este tratamiento lo que busca es renovar las capas cutáneas más deterioradas con el fin de acabar con los signos del envejecimiento, conseguir una piel más lisa y brillante y eliminar las manchas o el acné, entre otras.

Fotorejuvenecimiento

Esta técnica se centra en la reparación de la piel tras haber estado expuesta a factores externos que la deterioran, como el sol. Es recomendable, sobre todo, su uso después del verano. La misma es empleada para eliminar manchas, arrugas —como las manchas marrones benignas o las manchas de rojas—, falta de luminosidad y pérdida de firmeza en la piel. En definitiva, para corregir todos aquellos aspectos estéticos que han surgido como consecuencia de una falta de cuidado en la piel o de una exposición indebida a agentes externos que la han deteriorado de manera progresiva —a nivel estético—.

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